¿Qué es un gimbal y para qué sirve?

¿Qué es un gimbal?

Un gimbal es un dispositivo estabilizador que en la actualidad tiene especial interés al acoplar un smartphone a él. Los gimbals proporcionan una estabilización mecánica ante cualquier movimiento que hagamos, de manera que siempre queda mirando hacia el mismo sitio. Obviamente, para movimientos bruscos un gimbal no es suficiente para estabilizar el objeto, pero sí reducen su movimiento.

Un gimbal posee libertad para moverse en tres ejes, de manera que puede tomar cualquier orientación. Normalmente se incluyen motores en cada uno de los ejes para controlar las rotaciones con el fin de poder manejar el movimiento del objeto colocado en el gimbal a nuestro parecer. Esto es útil de cara a los smartphones, pues si se coloca un móvil en un gimbal, podemos hacerlo rotar como queramos desde el mando del gimbal, aunque de esto hablaremos más adelante.

Hay básicamente dos tipos de gimbals, los mecánicos y los motorizados. Los primeros consiguen que el dispositivo acoplado siempre esté en la misma orientación (no pueda darse la vuelta), esto se consigue al añadir pesas a la parte inferior, de manera que el centro de masas quede por debajo del nivel 0 y así siempre esté el objeto más ligero por encima del nivel 0, en la misma posición. Los mecanizados mantienen 3 motores independientes en cada uno de sus ejes, proporcionando correcciones y permitiendo, si así lo queremos, el movimiento que deseemos. Cabe destacar que los motorizados requieren de baterías, lo que añade más peso y coste al gimbal.

¿Para qué sirve un gimbal?

Un gimbal sirve para estabilizar un dispositivo acoplado a él. Hoy en día se ven frecuentemente como accesorios de un smartphone, colocando el móvil en el gimbal y llevándolo como si de un palo selfie se tratara, aunque más corto. Los gimbal añaden bastante peso, ya que son más frecuentes los que van motorizados y, por ende, incorporan baterías, por lo que es algo a tener en cuenta antes de hacerse con uno. Existen numerosos modelos, y se suele utilizar una aplicación en el smartphone para conectar con los mandos del gimbal y poder manejarlo a distancia.

Antes de nada hay que comprobar que el gimbal es compatible en tamaño con nuestro móvil, ya que estos están limitados a unas pulgadas determinadas (por temas de acoplamiento en la estructura). Los gimbal para smartphones vienen con botones y controles para hacer rotar el smartphone suavemente mientras está fijo, lo que suele quedar bastante bien de cara a timelapses o panorámicas. Sin embargo, la función principal es la de estabilizar el vídeo.

Un gimbal aporta una estabilización de vídeo mecanizada, que puede ayudarse de la propia del móvil (si la tiene). Los smartphones con estabilización óptica (OIS) ya cuentan con esta estabilización, aunque a menudo se ve que no es tan lograda como debería serlo y eso conlleva a correcciones por software que, luego en el vídeo, se notan. Aunque nuestro smartphone tenga OIS, un gimbal proporciona una estabilización adicional y más fiable, y si no tiene OIS es más que recomendable usar un gimbal para grabar vídeos estabilizados.

Mediante las aplicaciones destinadas a ello, interactúan gimbal y smartphone para ofrecer nuevas posibilidades en conjunto, como grabación en cámara lenta estabilizada, realización de timelapses personalizados o rectificación de perturbaciones al andar o hacer deporte. Los movimientos típicos a los que el móvil está sometido durante la grabación de vídeo, como puede ser baches al ir en bici, escaleras al ir andando... son corregidos con los motores independientes del gimbal, ofreciendo un nuevo nivel a la estabilización del vídeo en el smartphone.