El último parche de vulnerabilidades de Intel reduce en hasta un 42% el rendimiento de sus gráficas integradas Gen7

La última vulnerabilidad conocida que afecta a procesadores Intel se detecto bajo el nombre de CVE-2019-14615. Se trataba de un fallo que afectaba a las gráficas integradas Intel, desde la tercera generación hasta la décima, que permitía ataques de denegación de servicio o de escalado de permisos y que la compañía parcheó esta semana. Sin embargo, parece que ha tenido efectos secundarios y los usuarios de procesadores con gráficas Gen7 presentes en procesadores  como el Intel Core i7-4790K o el Core i7-3770K han visto penalizado su rendimiento.

En concreto, la GPU del  Intel Core i7-4970K puede perder hasta un 42% de rendimiento con este parche, mientras que el 3770K pierde hasta un 18% según las pruebas que han realizado en phoronix. Por suerte, parece que no hay pérdidas de rendimiento en modelos más actuales con iGPUs Gen8 o Gen9.

Test de renderizado de vectores en Java muestran también una penalización importante en rendimiento en ambos procesadores.

Dado la antigüedad de los procesadores afectados, con más de 5 generaciones a sus espaldas, no se esperan nuevos parches que ayuden a mejorar el rendimiento perdido tras el parche, por lo que los usuarios que utilicen estos chips en sistemas Linux deberían considerar si desean aplicar el parche o no.

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