Cómo elegir la mejor placa base para Overclock

El overclock es una forma de sacar un beneficio extra de nuestra CPU, RAM o tarjeta gráfica que nunca pasará de moda. En el proceso lo más importante suele ser el procesador o memorias sobre las que subimos las frecuencias, pero las placas base también son extremadamente importantes para obtener buenos resultados y poder empujar al máximo nuestra CPU sin comprometer la estabilidad del equipo. Alimentación, VRM, diseño o chipset son algunos de los elementos más importantes a la hora de determinar la calidad de una placa para OC.

En este artículo intentaremos explicar las partes en las que hay que fijarse a la hora de buscar una buena placa base para overclock y en general, ya que al final esa calidad extra que buscamos para el overclock también se verá reflejada en muchos otros ámbitos y en el uso cotidiano del ordenador.

Además, basándonos en los elementos que explicamos a continuación, también hemos realizado artículos con las mejores placas base para overclock:

Los VRMs son un conjunto de componentes electrónicos cuya función es filtrar el voltaje que le llega a la CPU, por lo que la tarea que desempeñan es vital para el correcto funcionamiento del procesador y es más importante aún durante el overclock, ya que la calidad de estas piezas determinará en gran medida cuanto podremos subir de frecuencia la CPU y como de estable será el overclock y el sistema al aplicarlo.

Los VRMs están formados por principalmente 3 componentes: los “mosfets” que transforman el voltaje, los “chokes” que transforman la corriente alterna en continua y los condensadores. Sobre todo, nos interesará la calidad de los dos primeros para tener unos buenos VRMs.

Detalle de VRM en la placa MSI MEG  X570 Unify que analizamos

A la hora de elegir unos buenos VRMs deberemos fijarnos en dos factores principalmente: el número de fases que tienen y la calidad de cada fase. El número de fases se suele presentar en el formato de dos números sumándose, el primero refiriéndose a las fases para los núcleos de la CPU que son las que nos interesan para hacer overclock y el segundo refiriéndose a las fases de alimentación para el SOC, lo cual suele englobar otras partes de la CPU como los gráficos integrados. También se pueden conocer el número de fases contando la cantidad de cajitas grises o “chokes” alrededor de la parte izquierda y a veces la superior del socket de la CPU, siempre y cuando la placa base no tenga las fases dobladas, en cuyo caso tendrá una fase real por cada dos cajitas grises.

 

A la hora del overclock cuantas más fases mejor, dando igual si estas son dobles o individuales, aunque sí que es cierto que cuantas más fases reales será mejor, pero en la mayoría de placas con fases duplicadas estas fases suelen tener los mismos componentes que si fueran dos fases separadas, por lo que en la práctica el rendimiento será el mismo. De hecho, la propia marca es así como las venden, en vez de decir que su placa tiene 6+2+2 fases suelen omitir las del soc y presentan las otras como 12 fases, ya que al final es más fácil comparar así las placas sin meterse en detalles de la estructura de cada VRM.

 

La calidad por otro lado se puede conocer viendo reviews o análisis de las diferentes placas base ya que la mayoría de marcas no ofrecen casi información sobre la estructura de los VRMs de cada placa ni sus componentes aunque un buen indicativo de la calidad de los VRMs es la cantidad de alimentación que soportan los mosfets de la placa, la cual se mide en amperios (A), cuantos más pueda soportar cada fase será mejor ya que no harán falta muchas fases adicionales al poder soportar cada una más potencia. Otro dato a considerar también es la eficiencia de cada fase, cuanto más eficiente menos se calentará con la misma carga y más carga podrá asumir antes de sobrecalentarse.

Una placa con pocas fases, pero de muy buena calidad podrá igualar o superar a otras placas base con el doble de fases, pero con peores componentes, esto se ve sobre todo en placas mini-itx, donde no hay espacio para muchas fases por lo que usan componentes de mayor potencia y calidad.

Por ejemplo: la siguiente placa tiene un diseño de VRMs de 4+1, viéndose claramente las 4 fases para la CPU a su izquierda y la otra adicional en la parte superior. También se puede ver claramente que cada fase cuenta con dos mosfets y un condensador en ella.

 

(foto VRMs placa base servidor 4+1)

 

También será muy importante la refrigeración de los VRMs, ya que se pueden llegar a calentar mucho en escenarios de mucha carga a la CPU o en sesiones largas de uso. El componente que más se calienta son los mosfets, sobre ellos se encuentran grandes disipadores pasivos en la mayoría de las placas que se encargan de enfriarlos. Es de vital importancia que estos disipadores sean lo suficientemente grandes como para refrigerar los VRMs de forma correcta y que tengan muy buen flujo de aire de ventiladores de la caja o de la CPU para que puedan enfriar correctamente.

Si quieres aprender un poco más sobre los VRMs puedes encontrar más información en nuestra definición de VRM.

La BIOS y las utilidades de overclock pueden no parecer una prioridad a la hora de elegir placa base, pero son indispensables y cumplen un papel indispensable a la hora de controlar la CPU, los VRMs y las demás piezas del ordenador en mayor o menor medida, por lo que dependiendo de la placa base que elijamos su BIOS podrá tener más o menos ajustes u ofrecer un grado de control diferente sobre ellos.

Otro punto crítico sobre la BIOS será la estabilidad que tenga lo cual es crucial a la hora de no solo configurar el overclock sino luego más adelante a la hora de usar ese overclock en nuestro PC en situación normal. Es común que surjan problemas de compatibilidad con algunas velocidades de RAM por ejemplo, no obstante, estos problemas y los que surjan se suelen solucionar con posteriores actualizaciones del BIOS, pero dependerá de la marca la velocidad a la que saquen estas versiones y lo bien que resuelvan estos problemas. De ahí puede cambiar en gran medida la estabilidad o las capacidades de overclock al actualizar el BIOS o al pasar de una versión a otra.

BIOS de placa base ASUS Rog

 

Todas las marcas suelen disponer de su propio ecosistema de aplicaciones y utilidades, en los cuales suelen tener una aplicación que sirve para instalar las utilidades y drivers y de pasarela a la ellas, aunque en casos pueden tener más funciones con otros productos aparte de la placa base como por ejemplo el control de los leds en teclados, ratones u otros componentes de la misma marca. Algunos ejemplos de estas serían el Armoury Crate de Asus o el Dragon Center de MSI.

Dragon Center de MSI

 

Por otro lado, están las propias utilidades de las marcas, las cuales nos permiten controlar los valores de voltaje o frecuencia de la CPU, la velocidad de los ventiladores, modificar los ecualizadores de audio… Sobre todo, las primeras pueden ser de gran utilidad a la hora de hacer overclock, ya que tocar los valores necesarios para el overclock desde el propio sistema operativo es mucho más cómodo. Algunos ejemplos son AiSuite de Asus o EasyTune de Gigabyte.

Pero no solo las marcas ofrecen utilidades para overclock, los propios fabricantes de procesadores ofrecen herramientas para hacer overclock o modificar valores sobre las CPU como el número de núcleos o los modos turbo. Intel nos ofrece la utilidad XTU (Extreme Tunning Utility) que sirve para modificar ajustes en toda su línea de procesadores, y AMD tiene Ryzen Master que sirve para todas sus CPUs AM4. Ambas herramientas funcionarán sin importar la marca de placa base que tengamos.

AMD Ryzen Master

 

 

 

Otro punto a tener en cuenta a la hora de elegir una placa base para hacer overclock son las entradas de alimentación de la CPU y la fuente de alimentación de nuestro pc.

Las placas base que usan el formato de alimentación de ATX extraen una pequeña parte de la potencia para la CPU del conector de 24 pines y el resto de los pines dedicados para la CPU que se encuentran generalmente en la parte superior de la placa base.

La mayoría de placas suelen optar por una sola entrada de 8 pines para la CPU, pero si queremos hacer overclock al extremo o a un procesador con un gran consumo será recomendable optar por una placa base con una configuración 8+4 o 8+8. Estas entradas son adicionales y de hecho en una placa con disposición 8+4 por ejemplo podremos solo usar las 8 principales y dejar el otro conector de 4 pines sin conectar y podrá funcionar correctamente. En caso de overclock si será recomendable usar todas las entradas, ya que así repartiremos el consumo de la CPU entre varios cables e incluso si la fuente de alimentación es multi raíl podremos repartir la energía entre varios de sus raíles.

Detalle de conectores de alimentación CPU 8+4 en la placa B550-F de Asus

 

En cualquier caso, repartiendo la corriente entre varios cables aumentaremos la estabilidad del overclock durante grandes cargas energéticas y reduciremos el estrés de la fuente de alimentación. El único problema es que no todas las fuentes de alimentación incorporan un conector adicional para la CPU (los PCIe no son compatibles) por lo que tendremos que revisar también que tenemos una fuente de alimentación compatible o en el caso de que sea modular que tenemos un cable compatible para conectarlo adicionalmente a la CPU que ese sí que suele incluirse en la mayoría de modelos.

Aparte de lo anterior también hay que recordar que al hacer overclock a la CPU su consumo y sus picos de consumo aumentarán, por lo que será necesario verificar que nuestra fuente de alimentación tiene unos vatios extra para darle a la CPU y que aguantará la carga continuada y los picos correctamente.

El chipset es como el corazón de la placa base: controlando sus funcionalidades y gestionando a bajo nivel todos los componentes que hay conectados en ella. En todas las plataformas o “sockets” con varias familias de procesadores se suelen encontrar varias familias de chipsets para placas base, cada cual a su vez incorpora piezas de diferentes gamas.

Chipsets de la plataforma AMD AM4 e Intel LGA 1200

Por ejemplo, en AMD y su última plataforma la AM4 encontraremos tres familias de placas base: las serie 300, las 400 y las 500, cada cual con chipsets de diferentes gamas siendo los A de gama baja, los B de gama media y los de X los de gama más alta, cada uno con sus capacidades de conectividad y sus tecnologías. Por parte de Intel también encontramos dos familias de placas base en su última plataforma, el LGA 1200: con su serie 400 y 500 cada una con 6 diferentes modelos, y al igual que en AMD cada modelo tendrá sus capacidades de conectividad y diferentes tecnologías.

 

(chipset X570 refrigerado activamente en una Aorus Elite de Gigabyte)

 

Generalmente para overclock siempre serán mejores las placas base de la última familia de cada plataforma, ya que están mejor preparadas para los últimos y más potentes procesadores y además cuentan con los componentes más modernos y las tecnologías más recientes, pero las placas base de anteriores generaciones del mismo socket también sirven, de hecho las placas base de gama alta o tope de gama de generaciones anteriores pueden igualar o incluso superar a las últimas placas base en cuanto a sus capacidades de overclock y además suelen encontrarse a un precio inferior por ser más antiguas.

Otra característica muy importante a la hora de elegir un chipset es que permita hacer overclock. En AMD no tendremos problemas, ya que todos los chipsets B y X permiten hacerlo en la CPU y memoria RAM sin limitaciones. Por el contrario, en la última plataforma de Intel SOLO podremos realizar overclock en las placas tope de gama, es decir, las que tienen un chipset serie Z ya sea el Z490 o el Z590 como ya viene pasando desde hace bastantes generaciones en la marca. Aunque en algunos chipsets de menor gama si se permite el overclock de memoria, y en algunas placas los fabricantes meten métodos de “overclock” no oficial o alternativos como desbloquear el TDP del procesador para obtener más rendimiento. Pero lo que está claro es que si queremos hacer overclock de verdad en Intel solo podremos hacerlo en los chipsets más caros y de más alta gama de cada plataforma.

Considerando todos los apartados anteriores ya estaremos preparados para escoger una buena placa base para overclock que se adapte a nuestras necesidades. El overclock es una tarea que depende de muchos componentes, y a la hora de realizar overclock a la CPU, más allá del modelo de procesador escogido y de sus características, la placa base es uno de los componentes que más influirán en el éxito o fracaso del aumento de velocidad de la CPU o de los voltajes necesarios.

Tener una buena placa base es importante indispensable para un buen overclock, pero también las placas de más alta gama ofrecerán utilidades y capacidades extra que nos vendrán perfectas para otros usos, por ejemplo, tener unos buenos VRMs aumentará la vida de la placa base al hacer que estos se calienten menos, unas utilidades de gama Premium nos ofrecerán detalles extra como un mejor control de leds o un administrador de red. Aparte, las mejores gamas también suelen tener mejor conectividad, ofreciendo mejores puertos de red, mejores tarjetas de audio y más puertos USB de alta velocidad o de tipo-c, por lo que al final esa inversión no solo la notaremos al hacer overclock sino también en PCs de usuarios  que quieran mantener sus sistemas de serie pero que buscan lo último en conectividad o estabilidad y funciones.