Windows no Reconoce el Disco Externo o Pendrive. ¿Qué hacer?

Por lo general, Windows reconoce la mayoría de los dispositivos que se conectan por USB sin necesidad de hacer nada. Esta función fue conocida en sus orígenes como Plug & Play, que en español quiere decir algo así como conectar y funcionar. Con ella, la compañía ha logrado que el usuario se olvide de la instalación de programas adicionales o de controladores. De esta manera, utilizar cámaras web, tarjetas de red y otros componentes es mucho más simple. Y algo similar ocurre con los lápices de memoria, las tarjetas SD o los discos duros externos, que aparecen en el explorador de archivos de forma prácticamente instantánea. ¿O no?

Aunque no es lo más frecuente, en ocasiones es posible que Windows no reconozca un disco duro externo o un pendrive. Si estás teniendo problemas con tus unidades de almacenamiento, te recomendamos que sigas leyendo. Aquí enumeramos todos los motivos por los que puede suceder esto y las soluciones más efectivas en cada caso.

1. Si es nuevo: inicializar y formatear la unidad

La primera hipótesis con la que vamos a trabajar es que el disco sea nuevo. En ese caso, posiblemente sea necesario inicializarlo y formatearlo. Aunque te parezca un proceso algo complejo, no te preocupes: Windows incluye las herramientas necesarias y los pasos a dar son muy fáciles.

Primeramente, conecta la unidad en un puerto USB libre en tu ordenador. Seguidamente, abre la búsqueda de Windows y escribe Administración de discos. Haz clic en el primer resultado denominado Crear y formatear particiones del disco duro.

La ventana que se abrirá tiene un aspecto muy similar al que ves en la siguiente captura de pantalla.

En la parte inferior, se aglutinan todas las unidades que Windows detecta que han sido conectadas. Allí puedes ver dos mensajes de error distintos, siendo el primero el que reza No inicializado. Significa que, aunque el disco duro ha sido detectado, no se ha puesto en marcha y no puede utilizarse. En ese caso, haz un clic derecho con el ratón sobre él y, en el menú contextual, selecciona la opción Inicializar disco. A continuación, escoge el estilo de partición entre MBR (una opción con mayor compatibilidad) y GPT.

También es posible ver la etiqueta No asignado. En este caso, el problema es que la unidad tiene espacio sin formato. Si es así, haz clic derecho sobre él y presiona en Formatear. Aparecerá una ventana emergente en la que debes elegir el sistema de archivos y la etiqueta del volumen.

De igual modo, te recomendamos que marques la opción Dar formato rápido para recuperar el acceso lo antes posible a tu unidad.

En el momento en el que finalices ambos procesos, la unidad aparecerá lista para ser empleada en el explorador de archivos. Cuentas con un análisis más exhaustivo de este proceso en esta guía que publicamos con anterioridad.

2. Comprobar drivers y estado en el administrador de dispositivos

Lo más normal es que, si tus puertos USB están funcionando correctamente, la unidad externa aparezca sin dilación en tu ordenador. Con todo, en ocasiones es posible que sea necesario instalar controladores adicionales o que los existentes estén desactualizados. Lo mejor para descartar que este sea el problema es visitar el Administrador de dispositivos. Para localizarlo, usa la búsqueda del sistema. También es posible hacer un clic derecho sobre el botón de inicio y seleccionar la opción correspondiente.

En cualquier caso, una vez te encuentres con esta herramienta abierta, despliega el contenido del apartado Controladoras de bus serie universal. Es posible que allí veas más de un elemento, dependiendo de la cantidad de puertos y versiones que incluya tu ordenador. Pero, sin importar a cuál te dirijas, abriendo el menú contextual verás la opción Actualizar controlador.

Pídele a Windows que lo busque por ti o, si lo has descargado previamente, indica que deseas buscarlo en el PC.

Si este método no es efectivo, visita la web del fabricante de tu ordenador para obtener los últimos controladores disponibles. Si has montado tu equipo por piezas, ve a la web del fabricante de la placa base o de la tarjeta PCI correspondiente.

3. Probar en otro ordenador y en otro puerto

Esta es una recomendación que te permitirá detectar el origen del problema. Si crees que tu disco está correctamente formateado, conéctalo a otro puerto USB. ¿Cuál es el resultado? En el caso de que sea montado en el sistema, es posible que ese conector en concreto esté dañado. Otra sugerencia es usar la unidad en otro equipo. Cuando los resultados son negativos en ambos casos, lo más lógico es que haya un problema con la unidad.

4. Verifica la luz LED de la unidad

 

Muchos discos duros externos y lápices de memoria disponen de una luz LED que indica su estado. Con frecuencia, actúan así:

  • Luz fija. El dispositivo está en servicio.
  • Luz intermitente. Se están transfiriendo datos.

El problema viene cuando esa luz no se enciende, algo que indica que la unidad no funciona o que presenta un daño irreparable. Esto nos lleva al siguiente punto de esta guía.

5. El disco está dañado

Cuando no es posible formatear la unidad y la luz LED de servicio no se enciende (en caso de que el fabricante la haya incluido), probablemente el dispositivo se haya dañado. Debido a su construcción, hay pocas posibilidades de recuperar el disco duro o el pendrive. Recuerda, si se encuentra amparado por la garantía, solicita al fabricante un reemplazo.

Comprobar el puerto USB y su versión

 

 

Las versiones de USB cuentan con retrocompatibilidad. Esto significa que un disco con tecnología USB 2.0 funcionará sin problemas en un puerto USB 3.2. También sucede en sentido inverso, así que no deberías tener demasiados problemas con esto. Sin embargo, debido a las diferencias en el suministro de energía, algunos dispositivos USB no serán capaces de funcionar. Cuando hay posibilidades de que eso suceda, los fabricantes de unidades de almacenamiento incluyen un cable con dos conectores. Mediante el uso de dos puertos, el disco duro recibirá la energía necesaria para encenderse. Asegúrate de conectar todos los USB correctamente.

6. Encriptado activo

 

¿Conoces BitLocker? Si la respuesta es no, tranquilo. Aquí hacemos las presentaciones oportunas. Esta es una tecnología de cifrado que protege con contraseña unidades de almacenamiento en Windows. En el caso de que conectes tu disco duro externo o tu pendrive y el sistema te pida una contraseña, lo más racional es pensar que ha sido encriptada. Debes acudir a la persona que realizó el proceso y pedirle la clave.

7. Evita el uso de un HUB USB

Los HUB son muy útiles, pues concentran en un único punto varios conectores útiles. Claro, como cualquier otro aparato electrónico, en ocasiones presentan fallos y errores. ¿Estás utilizando uno de estos periféricos y Windows no reconoce tu unidad externa? Entonces, nuestra recomendación es que conectes directamente el disco o el pendrive al ordenador. Así podrás descartar que el HUB tenga algún problema de funcionamiento. Por supuesto, si la conexión directa tampoco resulta efectiva, lo que debes hacer es seguir el resto de los pasos citados en esta guía.

8. Software del fabricante necesario

Insistimos: al conectar un disco duro o un pendrive por USB a un equipo con Windows, este debería ser reconocido de inmediato. A pesar de ello, algunos fabricantes podrían jugarte una mala pasada y obligarte a instalar software concreto para sacarle todo el partido a tu unidad de almacenamiento. En este sentido, te trasladamos dos sugerencias que seguro te serán de utilidad:

  • Consulta el manual del fabricante. Sí, es cierto que los procedimientos para manejar un disco duro externo y un pendrive son conocidos por todos. Con todo, al leer el manual de instrucciones quizá te sorprendas y descubras que es crucial instalar un software adicional para que todo funcione como se espera.
  • Visita la web del fabricante. Otra opción para descubrir los entresijos del funcionamiento de tu disco duro o pendrive es dirigirte a la web oficial del fabricante. Es posible que allí encuentres los controladores o programas necesarios para darle vida a tu unidad.

9. Letra de unidad repetida o no asignada

Seguimos analizando las principales causas que impiden que Windows reconozca una unidad de almacenamiento USB. Ahora, es momento de hablar de la letra de unidad que, por defecto, Windows asigna a cada disco o lápiz de memoria que conectas al equipo. Si por algún motivo no se ha asignado o se le concede una ya en uso, es poco probable que logres acceder al dispositivo externo. En ese caso, dirígete de nuevo al Administrador de discos siguiendo los pasos indicados anteriormente en esta publicación. Cuando la herramienta aparezca en pantalla, haz un clic derecho a la partición del disco y elige en el menú contextual la opción Cambiar la letra y rutas de acceso de unidad.

Selecciona la letra actual de la partición y presiona en Cambiar.

Abre el desplegable que verás junto al enunciado Asignar la letra de unidad siguiente y elige una. Como es evidente, las que ya están asignadas no aparecerán en el listado.

Cabe la posibilidad de que llevando a cabo esta acción, el USB “despierte” y vuelva a ser reconocido por Windows.

10. Deshabilita la suspensión de los puertos USB

 Los equipos portátiles dependen de su batería para funcionar. Eso hace que Microsoft incluya políticas de eficiencia distintas en este tipo de ordenadores. Como los dispositivos USB consumen electricidad y merman la autonomía, Windows los deshabilita pasado cierto tiempo, en función de si el equipo está conectado a la red eléctrica o no. Que esto provoque problemas a la hora de reconocer un disco duro externo no es lo más común. No obstante, en ocasiones sí que podría suponer un problema.

Para deshabilitar la suspensión de los puertos USB, accede al Panel de Control. Allí, haz clic en Hardware y sonido, después en Opciones de energía y, finalmente, en Editar la configuración del plan. Aunque verás aparecer algunos controles relacionados con la suspensión de Windows y el apagado de la pantalla, no es lo que estamos buscando. Fíjate que más abajo se ubica el enlace Cambiar la configuración avanzada de energía.

Hacer clic sobre él abrirá la ventana Opciones de energía. Busca el apartado Configuración de suspensión selectiva de USB y márcala como deshabilitada, tanto con batería como con corriente.

A partir de ahora, la política energética del dispositivo no debería incluir bajo ningún concepto en los dispositivos conectados por USB.

11. Actualiza el sistema operativo

 Cerramos esta guía hablándote de las actualizaciones del sistema. Instalar las últimas versiones del sistema operativo te ayudará a disfrutar de las funciones más novedosas. Pero también es la manera de eliminar errores y aplicar parches de software necesarios. Sin ellos, el equipo podría comportarse de manera inestable, afectando a los componentes de hardware y software. No es posible asegurar que mantener desactualizado el ordenador sea la causa directa de fallos como el que estamos analizando en este artículo, pero tampoco podemos descartarlo por completo. Por eso, si hay una nueva versión del sistema, descárgala e instálala en tu PC. ¿Cómo?

Es tan fácil como abrir la configuración de Windows valiéndose del atajo de teclado Windows + I o desde el menú de Inicio. Haz clic en el apartado Actualización y seguridad y accede a Windows Update. Si ves algo parecido a lo que se muestra en la siguiente ilustración, significa que hay una nueva versión que debes instalar.

Asimismo, verás algunas actualizaciones opcionales (entre las cuales pueden encontrarse controladores relevantes) si haces clic en Ver actualizaciones opcionales. Es necesario revisar este apartado porque estos lanzamientos no se instalan con tanta frecuencia. En nuestro equipo de pruebas nos encontramos con las siguientes:

Todo lo que hemos incluido en este artículo te permitirá diagnosticar e identificar el verdadero motivo por el cual Windows no es capaz de reconocer una unidad de almacenamiento. Esperamos que con las soluciones propuestas seas capaz de recuperar el acceso a tu disco duro externo o pendrive. Y si no, como mínimo, esperamos haberte ayudado a encontrar el origen del problema.