Apple llevará un chip WiFi propio al MacBook Air M5 en 2026 manteniendo los modelos de 13 y 15 pulgadas

Apple lleva tiempo moviendo fichas para depender cada vez menos de terceros en componentes clave, y su próximo paso parece estar ya marcado. Tras estrenar el chip inalámbrico C1 en el iPhone 16e, todo apunta a que la familia iPhone 17 será la primera en montar un WiFi de diseño propio en todos sus modelos. Y según una filtración reciente, esa misma tecnología dará el salto al MacBook Air M5 que veremos en 2026.

No es un cambio menor: hasta ahora, Apple ha confiado en empresas como Broadcom o Qualcomm para sus soluciones de conectividad, y la transición a chips internos abre la puerta a un control total sobre rendimiento, consumo y coste.

Del iPhone al MacBook, un camino en dos fases

El movimiento tiene sentido. Apple lleva años apostando por la integración vertical: diseña sus propios chips para móviles, tablets y ordenadores; controla su software; y ahora quiere que la conectividad también lleve su sello.

En 2023 ya adelantó sus planes: unir WiFi, Bluetooth e incluso conectividad móvil en un único paquete para ahorrar espacio en la placa y reducir consumo. Sin embargo, todo apunta a que esta transición será gradual.

El primer paso llega con el iPhone 17 y su nuevo chip WiFi interno. El segundo, si las filtraciones no se equivocan, será equipar el MacBook Air M5 con ese mismo chip, aunque de momento solo para la parte WiFi, dejando el Bluetooth integrado en un módulo aparte.

MacBook Air M5: mismas tallas, nuevo corazón inalámbrico

El filtrador @aaronp613 apunta a que la gama M5 mantendrá las dos versiones actuales, de 13 y 15 pulgadas, sin cambios visibles en el diseño. Por dentro, eso sí, la novedad estaría en la conectividad: un chip WiFi diseñado por Apple, fabricado para exprimir la eficiencia y la autonomía, siguiendo la misma filosofía que el C1 del iPhone 16e.

Este cambio no implicará, al menos en la primera generación, la fusión completa con Bluetooth en un solo encapsulado. Apple suele dar estos saltos en fases, afinando cada paso antes de unirlo todo. El objetivo final sigue siendo claro: reducir espacio interno, lo que deja más margen para batería u otros componentes, y recortar el consumo energético, algo que en portátiles se traduce directamente en más horas de uso.

Un lanzamiento que apunta a 2026

El desarrollo de los nuevos portátiles ya estaría en marcha, y el calendario interno de la compañía sitúa su presentación en el primer trimestre de 2026. Si se cumple, Apple tendría tiempo para pulir la integración y optimizar el rendimiento, lo que podría permitir mejoras en la autonomía, incluso aunque el MacBook Air M5 no lo necesitase urgentemente.

Por ahora, todo indica que veremos dos chips en la placa: uno para WiFi y otro para Bluetooth. La integración total podría llegar en una generación posterior, una vez que Apple haya comprobado que su diseño funciona de forma estable en diferentes escenarios.

Más que un cambio técnico

Adoptar un chip inalámbrico propio no es solo cuestión de ahorro o de espacio. Es un movimiento estratégico: Apple gana control sobre cada aspecto de la conectividad, puede implementar funciones específicas a nivel de hardware y reduce su dependencia de proveedores externos que, en ocasiones, limitan su hoja de ruta.

La jugada también abre la puerta a una mayor optimización entre hardware y software, un terreno en el que Apple suele sacar ventaja frente a la competencia. Si el C1 del iPhone 16e sirve de referencia, podemos esperar un comportamiento más estable, mejor gestión de la energía y, posiblemente, nuevas funciones exclusivas que aprovechen esa integración.

Habrá que esperar al anuncio oficial para confirmar todos los detalles, pero está claro que el camino de Apple pasa por cerrar el círculo de su ecosistema y que sus portátiles serán los siguientes en beneficiarse de esa estrategia.

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