Gigabyte pone en el mercado el monitor gaming MO27Q28G con panel WOLED de 4ª generación, 280 Hz y 0,03 ms en 27 pulgadas QHD
por Manuel NaranjoEl MO27Q28G no es “otro OLED más” de 27 pulgadas. La pieza clave es el WOLED de 4ª generación de LG Display con Primary RGB Tandem OLED: una arquitectura que busca elevar el brillo pico, mejorar la longevidad y recortar consumo frente a generaciones previas.
Sobre el papel, las cifras son contundentes: picos HDR de hasta 1500 nits, 99,5 % DCI-P3 y 84 % BT.2020, junto a una reducción de consumo del 20 %. Además, cuenta con DisplayHDR True Black 500, lo que asegura negros propios de OLED y un mapeo de tonos adaptado a escenas oscuras sin levantar el gris.
QHD a 280 Hz y 0,03 ms: dónde se nota de verdad
La combinación QHD (2.560×1.440) a 280 Hz con respuesta de 0,03 ms ataca justo donde importa: claridad en arrastres, reducción de estelas finas y una ventana temporal más pequeña para registrar entradas. No es solo “que vaya más rápido”; a 280 Hz el tiempo entre fotogramas cae a niveles en los que el “ghosting” típico del sample-and-hold es menos visible y el seguimiento de objetivo (tracking) resulta más natural.
El talón de Aquiles del OLED en escritorio ha sido siempre una mezcla de tres cosas: brillo sostenido, uniformidad en fondos claros y riesgo de retención a largo plazo. Este monitor promete mejorar esas tres variables: el apilado de emisores y la gestión más eficiente de corriente permiten picos más altos y, en teoría, menos degradación por unidad de luminancia.
La propuesta de Gigabyte debería ofrecer una reproducción cromática muy amplia y un blanco “limpio” sin dominantes; la comparación final dependerá de la calibración de fábrica y la estabilidad de color al elevar brillo.

Diseño inmersivo y visión periférica
El chasis sin bordes en los cuatro lados con 99 % de aprovechamiento frontal no es solo estética. En multiventana o multi-monitor, esta solución reduce discontinuidades visuales y ayuda a mantener la atención en el contenido. En juego, la sensación de “ventana” amplia se incrementa y el HUD respira mejor. En un escritorio, se agradece que el marco desaparezca cuando el fondo es oscuro.
Las “Funciones Tácticas” que importan en una partida
Gigabyte lleva varias generaciones diferenciándose con utilidades en OSD que no se quedan en lo cosmético. Tactical Switch 2.0 permite saltar de forma inmediata entre resoluciones y relaciones de aspecto como 4:3 o 5:4; hay títulos y escenas retro o competitivas que se benefician de ese encuadre más “cuadrado” para concentrar información.
Ultra Clear promete mejorar la claridad de movimiento reduciendo desenfoque en transiciones rápidas; habrá que ver si lo logra vía procesamiento inteligente, ajuste de persistencia o alguna forma de inserción de oscuridad (BFI) a altas tasas, porque cada enfoque tiene implicaciones distintas en brillo y confort.
VRR Anti-Flicker suena especialmente útil para los valles de FPS: si suaviza el parpadeo cuando el contador cae, la lectura de imagen en zonas complejas será menos fatigosa. Game Assist aporta overlay de herramientas que, bien calibradas, suman en precisión sin convertirse en ruido visual.
Cuidado de la vista y del panel, dos frentes sensibles
El monitor llega con la suite All-Around Eyecare (Flicker-Free, Discomfort Glare Free y Low Blue Light). En horas largas, lo que más se nota es la ausencia de parpadeo a bajos niveles de brillo y la reducción de luz azul sin teñir la imagen de ámbar.
En paralelo, AI OLED Care gestiona los ciclos de mantenimiento del panel para mitigar retenciones: refrescos de píxel discretos, ajustes de luminancia en iconos estáticos y pequeñas rutinas de limpieza que se activan cuando toca. Es clave que estos procesos sean poco intrusivos y no “apaguen” la experiencia; en ese equilibrio está gran parte del valor de un OLED de escritorio.

Lo que todavía hay que comprobar
Sobre el papel, la propuesta es redonda, pero un monitor se gana el puesto en la mesa por su comportamiento real. Interesa medir uniformidad en gris medio, estabilidad de blanco a distintos niveles de APL (Average Picture Level), homogeneidad en subpíxel para texto fino y si el input lag se mantiene bajo con todas las ayudas activadas.
También será relevante el ajuste de overdrive (si lo hay) a 280 Hz y a tasas intermedias, para evitar coronas inversas. Y por último, cómo rinde el modo HDR con contenido variado: no todo son picos; el secreto está en el detalle en sombra y el control de resaltados sin “clip”.
Conclusión: candidatura seria a monitor QHD de referencia
El Gigabyte MO27Q28G llega con argumentos sólidos: WOLED de 4ª generación, 280 Hz, 0,03 ms, funciones orientadas a competitivo y una política activa de cuidado del panel. Si las promesas de brillo y eficiencia se trasladan tal cual a la práctica (con un ABL discreto y una calibración consistente), estamos ante uno de esos 27″ QHD que pueden convertirse en recomendación fácil para quien prioriza fluidez, contraste real y respuesta inmediata sin renunciar a un color amplio.
Falta la validación en el banco de pruebas para cerrar el círculo, pero el planteamiento técnico encaja con lo que muchos jugadores exigentes llevan tiempo pidiendo a los OLED de escritorio: más luminancia útil, menos compromisos y herramientas que suman en partida en lugar de distraer. Con este modelo, Gigabyte no solo acompaña la tendencia; apunta a colocar el listón un peldaño más arriba.
Fin del Artículo. ¡Cuéntanos algo en los Comentarios!




