Spotify lanza el audio Lossless gratis para Premium con FLAC hasta 24 bits/44,1 kHz en más de 50 países desde septiembre
por Manuel Naranjo 1Tras tiempo de promesas que iban y venían, Spotify ha encendido por fin el interruptor del audio sin pérdida. Desde este 10 de septiembre, la función empieza a desplegarse para usuarios Premium en más de 50 regiones con un calendario que se estirará hasta octubre. Si aún no lo ves, llegará en forma de aviso dentro de la app. La decisión que marca la diferencia es otra: no hay sobrecoste. El Lossless se integra en la suscripción Premium, enterrando los rumores de un complemento “Music Pro” de pago.
Qué canciones estarán en Lossless
La compañía asegura que “casi todo” el catálogo adoptará este formato y que lo reconoceremos por un indicador “Lossless” visible en la vista de reproducción y en el selector de salida. Es un movimiento ambicioso porque no hablamos de unos pocos álbumes selectos, sino de llevar el estándar superior a la escucha diaria. Además, el soporte no se queda en el móvil: también llega a escritorio y tablet y funciona con dispositivos Spotify Connect de marcas como Sony, Bose o Sennheiser, de modo que la mejora se aprovecha en equipos de salón sin pelearse con cables raros.
Qué calidad ofrece en la práctica
Conviene aterrizar la promesa en términos técnicos y, sobre todo, en expectativas. Spotify habla de FLAC hasta 24 bits/44,1 kHz. En la práctica, eso supera la calidad de CD (16/44,1) y entra en territorio de audio de alta resolución. No es el techo absoluto que ofrecen otros servicios en parte de su catálogo, pero sí un salto claro respecto a la compresión con pérdidas habitual.
El detalle que suele pasar desapercibido es que el valor real del Lossless no está solo en la cifra: depende de toda la cadena. Si escuchas en altavoces integrados de portátil o en auriculares sencillos por Bluetooth, el margen de mejora se estrecha. Si sales por cable a un equipo decente o tiras de un buen sistema con Spotify Connect por red, la diferencia se vuelve más evidente: transitorios más limpios, mezcla menos “apelmazada”, sensación de aire entre instrumentos.
El gran asterisco: Bluetooth
El Bluetooth es, de hecho, el gran asterisco del estreno. La propia Spotify admite que “hoy” la transmisión inalámbrica no ofrece el ancho de banda suficiente para garantizar Lossless. Es una forma elegante de decir que, si buscas fidelidad sin pérdidas, mejor WiFi a un dispositivo compatible, altavoces/auriculares con cable o salida directa desde el ordenador.
La buena noticia es que la plataforma mantiene sus perfiles de calidad (Baja, Normal, Alta, Muy Alta) y añade el Lossless como un escalón más que debes activar manualmente en cada dispositivo. Es un comportamiento lógico: el consumo de datos y el espacio que ocupan las descargas crecen, y no todo el mundo quiere (o puede) asumirlo siempre.
Una jugada obligada frente a la competencia
En el plano competitivo, el movimiento era obligado. El audio sin pérdida ha sido el agujero más visible en la propuesta de Spotify durante años y ha empujado a parte de los oyentes exigentes a Apple Music u otros servicios. Integrarlo sin subir la cuota es, además, un mensaje claro de retención: te quedas por las listas y las recomendaciones, pero también por la calidad.
Queda por ver cómo se traduce esto en cifras de uso, porque el Lossless no se impone por decreto; se valora cuando el contexto acompaña: una tarde tranquila en casa, un DAC conectado al equipo, unos buenos auriculares. En el coche con Bluetooth básico o en los altavoces del portátil, la mejora se diluye.

Lo que cambia para el usuario
Hay otra lectura interesante: el despliegue “casi total” del catálogo sin pérdida sugiere que Spotify ha hecho el trabajo de fondo con masters y proveedores para garantizar disponibilidad y metadatos consistentes. Esa parte, invisible para el usuario, es la que evita que un álbum tenga una pista en Lossless, otra no, o que falten versiones. Y explica también por qué el lanzamiento es escalonado. No es solo encender un botón: es coordinar sellos, distribuidoras, almacenamiento y cachés de red para que la experiencia sea predecible.
En el día a día, la experiencia es sencilla y no cambia la forma de uso: abres la app, eliges tu disco y listo. Verás el indicador Lossless cuando la reproducción sea realmente sin pérdida y podrás cambiar el nivel de calidad si estás fuera de casa para no devorar el plan de datos. Si tienes un equipo compatible con Spotify Connect, la lógica es parecida: seleccionas el dispositivo y la reproducción viaja por red local, que es justo donde el Lossless puede brillar sin cuellos de botella.
Un cambio que llega tarde, pero suma
La conclusión, después de tanto amago, es bastante simple. Spotify cumple y lo hace de la forma más razonable: sin tarifas nuevas, con un estándar técnico sólido y con una estrategia de despliegue que prioriza estabilidad. ¿Es la panacea? No. Si tu ecosistema de escucha es inalámbrico y básico, el cambio no te va a volar la cabeza. Si tienes un equipo que acompaña o usas Connect en red, notarás una plataforma más a la altura de lo que pedían sus suscriptores.
Para una compañía que vive de que la música suene, no es un detalle menor: por fin el debate deja de ser “por qué no tienen Lossless” y pasa a “cómo lo aprovechas”. Y eso ya es otro partido.
Fin del Artículo. ¡Cuéntanos algo en los Comentarios!




