Primeros benchmarks del Exynos 2600: proceso GAA de 2 nm y un rendimiento casi idéntico al Snapdragon 8 Elite Gen 5

Samsung llevaba tiempo intentando volver a ser competitivo en el terreno de los procesadores móviles de gama alta. Tras varias generaciones con resultados desiguales frente a Qualcomm y MediaTek, el anuncio del Exynos 2600 despertó bastante expectación, sobre todo porque se trata del primer chipset fabricado con tecnología GAA en 2 nanómetros de la compañía. Ahora, las primeras filtraciones de rendimiento empiezan a dar forma a esa promesa, y los números pintan bastante mejor de lo que habíamos visto en años anteriores.

Un diseño con diez núcleos y NPU mejorada

La compañía no dio muchos detalles cuando presentó oficialmente el chip: apenas confirmó que su Unidad de Procesamiento Neural (NPU) ofrecería un salto importante en inteligencia artificial. Poco se habló entonces del rendimiento bruto de CPU y GPU. Sin embargo, una nueva filtración ha puesto sobre la mesa información más concreta, empezando por el clúster de CPU: diez núcleos en total, con el más rápido alcanzando los 3,80 GHz.

En los benchmarks filtrados de Geekbench 6, el Exynos 2600 registró 3309 puntos en mononúcleo y 11256 en multinúcleo. Cifras que, por primera vez en mucho tiempo, colocan a un Exynos al nivel de los grandes rivales de la gama más alta.

Cómo se compara con Snapdragon y Dimensity

Para poner en contexto los resultados, basta ver cómo queda frente a otros chips de referencia. Por un lado, supera con claridad al Dimensity 9500, lo que ya es un hito en sí mismo. Pero lo más llamativo es lo cerca que se coloca del futuro Snapdragon 8 Elite Gen 5, que hasta hace poco se conocía como Elite Gen 2.

El nuevo buque insignia de Qualcomm, probado en un Galaxy S26 Edge, logró 3393 puntos en mononúcleo y 11515 en multinúcleo. La diferencia con respecto al Exynos 2600 es mínima: apenas un 2,5 % de ventaja para Qualcomm. Y eso que, en ese test concreto, los núcleos de rendimiento del Snapdragon funcionaban a 4,00 GHz, por debajo de los 4,74 GHz que marca la configuración de serie. Es decir, todavía tenía margen de mejora.

Una evolución muy significativa

Más allá de la comparación directa, lo más importante está en la mejora interna. Si se toman como referencia pruebas anteriores de la plataforma de Samsung, el salto es enorme: hablamos de un 53,5 % más de rendimiento en mononúcleo y multinúcleo respecto a los resultados previos. Una diferencia que no se consigue con simples ajustes, sino con un rediseño profundo de la arquitectura y con el salto al proceso GAA de 2 nm.

Esto explica por qué dentro de Samsung hay cierto optimismo. El Exynos 2600, aunque todavía está en fase de pulido, ya ha mostrado que tiene músculo suficiente para competir. Y con ajustes de frecuencia y consumo, podría acercarse aún más al tope de Qualcomm o incluso superarlo en escenarios concretos.

Lo que queda por demostrar

Obviamente, los benchmarks sintéticos solo cuentan parte de la historia. Falta por ver cómo se comporta este chip en el día a día, con cargas reales y bajo condiciones de uso prolongado. El consumo energético será una de las claves, sobre todo porque Samsung planea integrar el Exynos 2600 en varios modelos de la próxima familia Galaxy S26. Si logra combinar potencia con eficiencia, la percepción de los Exynos podría cambiar de forma radical.

Por ahora, lo que tenemos son indicios muy sólidos: un chip que deja atrás años de críticas y que, al menos sobre el papel, por fin se sienta en la misma mesa que los mejores de la industria. La batalla definitiva llegará cuando lo veamos frente a un Snapdragon 8 Elite Gen 5 en todo su potencial, pero la conclusión es clara: Samsung vuelve a la pelea, y lo hace con un procesador que promete mucho más de lo esperado.

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