Por una filtración se sabe que las gafas de realidad aumentada de Samsung se llamarán Galaxy XR y podrán grabar en 3D
por Manuel Naranjo 1Samsung lleva meses afinando su entrada en XR. Primero dejó asomar el proyecto Moohan durante el Unpacked de enero, coincidiendo con la familia Galaxy S25; después aparecieron rumores que apuntaban a julio y, al final, la compañía movió la presentación a “finales de año”. El baile de fechas no ha debilitado el plan. Más bien al contrario: confirma que el visor existe, que está en fase de preparación y que ya tiene nombre público. Galaxy XR es, salvo sorpresa, el dispositivo con el que la marca quiere abrir una nueva pata de su ecosistema.
La filtración en el Asistente de Cámara
La pista más sólida no llegó en un escenario ni en un dossier de prensa, sino en una actualización de software. La versión 4.0.03 del Asistente de Cámara deja referencias claras a la compatibilidad con el visor y, sobre todo, a un modo de “Captura 3D” pensado para registrar fotos y vídeos espaciales desde el teléfono. En el Galaxy S25 Ultra, al instalar la app, aparece un botón adicional en la parte superior de la vista previa; se toca, se graba y el sistema etiqueta el resultado dentro de la Galería con un distintivo que deja claro que ese clip está preparado para el visor.

Captura 3D sin complicaciones
La propuesta encaja en un gesto cotidiano. No hay que aprender otra interfaz ni abrir una aplicación nueva: es la misma cámara de siempre, con un modo más. Si funciona como promete, la recompensa es inmediata: revivir cumpleaños, viajes o conciertos con sensación de volumen real y sin artificios. El mensaje recuerda a lo que ya han probado otros fabricantes, pero Samsung lo ancla a su mayor fortaleza: una base enorme de móviles y un camino de ida y vuelta fluido entre teléfono y visor, sin cables ni pasos confusos.

Según el filtrador Ice Universe, el modo graba en 4K a 30 fps y añade la etiqueta “Grabado en 3D” dentro de la Galería. Fijar un perfil de 4K/30 suena a decisión pragmática. Unifica el punto de partida para la reproducción, facilita la compatibilidad entre terminales y evita modos vistosos que luego fallan en estabilización o bitrate cuando el usuario los prueba de verdad. Si la idea es que la función se entienda en un toque y el resultado sea consistente, menos opciones y más garantías suelen ser mejores noticias que un menú interminable.
Samsung quiere una XR más madura
Más allá de la captura, la jugada dibuja una estrategia XR con ambición. Samsung ya jugueteó con la realidad virtual en la era Gear, pero ahora el enfoque es otro: realidad extendida como paraguas, con capas de realidad aumentada sobre el entorno cuando procede y experiencias inmersivas completas cuando merece la pena.
El teléfono actúa como núcleo lógico: graba, cataloga, sincroniza en la nube y sirve como pasarela de contenidos hacia el visor, sin obligar a cambiar hábitos. Ese papel central reduce fricción y ayuda a que la propuesta tenga sentido desde el minuto uno.
El negocio detrás de la apuesta
El movimiento también tiene lectura de negocio. Convertir el smartphone en “cámara de recuerdos espaciales” baja la barrera de entrada, refuerza los argumentos para renovar gama alta y alimenta servicios de la casa: copias de seguridad, edición, álbumes compartidos, experiencias en apps propias. Si la compatibilidad crece, el efecto red aparece solo: cuantos más móviles graben en 3D, más material listo habrá para sorprender en la primera experiencia de quien se ponga el Galaxy XR, y más valor tendrá el visor en el día a día.
Las incógnitas que quedan
Faltan tres respuestas que marcarán el tono del lanzamiento: precio, catálogo y comodidad. El precio decidirá si hablamos de volumen o de nicho. El catálogo necesitará algo más que demos técnicas; la captura 3D suma, pero habrá que ver qué hace Samsung con productividad, comunicación o entretenimiento sostenido. Y la comodidad será clave: peso, sujeción, ventilación, autonomía. Ahí se decide si el visor es un dispositivo que apetece usar una y otra vez o un gadget que se queda en el cajón pasada la novedad.
2025 como punto de inflexión
Con todo, la dirección es nítida. Samsung ha puesto sobre la mesa un caso de uso que cualquiera entiende, lo ha atado a su activo más fuerte (el móvil) y ha dejado que el software hable por él. Si a eso se le suma un lanzamiento afinado y una lista sensata de modelos compatibles, Galaxy XR tiene papeletas para convertir 2025 en el año en que las gafas de Samsung dejen de ser promesa y empiecen a aterrizar como costumbre.
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