M5 de Apple se filtra en un iPad Pro con 12 GB de RAM y un aumento del 35% en rendimiento gráfico

El ritmo de la serie M no se detiene y, por lo que dejan entrever las primeras pruebas, el M5 mantiene la línea de avances sostenidos de Apple con un giro claro: priorizar la GPU frente a un gran salto de CPU. La filtración nace de un creador ruso con aciertos previos en la familia M4 y llega acompañada de un prototipo de iPad Pro que sirve de banco de pruebas. La foto que dibujan los números no es de fuegos artificiales en computación general, pero sí de una mejora real donde más se nota hoy: gráficos y cargas creativas.

Una filtración creíble, con el foco bien puesto

No es la primera vez que esta fuente adelanta hardware de Apple y acierta, lo que ya pone la lupa en los datos. El patrón encaja con la estrategia reciente de Cupertino: la CPU sube, sí, pero de forma comedida, mientras la GPU recibe el empujón grande para responder a juegos exigentes, edición de vídeo y efectos en tiempo real. Es la dirección lógica si se piensa en cómo han evolucionado Metal, los motores de renderizado y las apps profesionales en iPadOS.

CPU: avance de manual que favorece la fluidez general

Las cifras hablan de un 12% más en single-core y un 15% en multi-core frente al M4 del iPad Pro. Traducido a experiencia, es menos latencia en tareas de interfaz, compilaciones que recortan segundos y una multitarea algo más holgada. No cambia el paradigma, pero sí refuerza la sensación de “todo responde” que Apple cuida tanto: abrir proyectos pesados, mover decenas de pestañas o sincronizar bibliotecas sin que el sistema se despeine.

GPU: el salto que puede cambiar sesiones reales de trabajo

Donde el M5 aprieta el acelerador es en gráficos, con picos de hasta un 35% en pruebas seleccionadas. Ese margen no se queda en un gráfico bonito: permite sostener más fps a 120 Hz con ProMotion, empujar escenas 3D con más geometría y efectos (sombras de mayor resolución, reflejos más limpios, desenfoques complejos) y acelerar pipelines de color, máscaras y filtros en apps creativas. En videojuegos significa menos caídas súbitas y en vídeo, timelines que se mueven con más soltura cuando la curva se complica.

Memoria y almacenamiento: un escalón base que se agradece

El prototipo filtrado aparece con 12 GB de RAM y 256 GB de almacenamiento. Ese salto respecto a los 8 GB del equivalente anterior es importante por dos motivos: da más aire a la multitarea y prolonga la vida útil del dispositivo cuando iPadOS y las apps sigan creciendo. No sería raro ver 16 GB (o más) en escalones superiores, como ha ocurrido otras veces; es la forma de Apple de separar bien las gamas sin multiplicar referencias de chip.

Más allá del iPad: el M5 en formato portátil

Si el M5 mantiene esta personalidad (CPU que progresa y GPU que despega), el impacto en MacBook Air y Pro será notable. En portátil, la refrigeración hace su parte: el margen térmico permite sostener frecuencias más altas durante más tiempo, y eso se traduce en exportaciones de vídeo o entrenamientos locales de modelos pequeños más rápidos y estables. Con ventilación activa, Apple puede exprimir el silicio mejor de lo que sugiere el iPad y arañar ventaja frente a rivales que dependen de gráficas discretas para tareas similares.

Coherencia con el rumbo de Apple: de la CPU al cómputo visual

La serie M ha heredado lo mejor de la familia A: eficiencia férrea y un enfoque claro en lo visual y lo neuronal. La CPU ya va sobrada para la mayoría, así que el retorno está en crecer en paralelismo gráfico y motores de IA que aceleran tareas antes reservadas al render clásico. Si el M5 afianza esa idea, veremos más funciones de app que delegan en la GPU (o en bloques dedicados) operaciones que antes saturaban núcleos generalistas: upsampling, denoise, tracking o segmentación con latencias menores.

Qué cabe esperar en el día a día

No habrá un “antes y después” al abrir Mail, pero sí proyectos de vídeo con más capas sin tirones, ilustración con pinceles complejos que responden mejor y juegos que aprovechan ProMotion sin caer en dientes de sierra. Para quien trabaja con assets pesados, el extra de RAM y la GPU más capaz se notan en menos esperas y más tiempo “en flow”. Y para quien solo quiere ocio, los títulos con ambición técnica agradecerán ese 35% cuando la escena se pone densa.

Precauciones razonables ante cualquier filtración

Conviene no casar cifras como si fueran oficiales: hablamos de un prototipo, con firmware y perfiles que podrían cambiar. El rendimiento final dependerá de frecuencias, límites térmicos, drivers y del estado de Metal en el lanzamiento. Aun así, la tendencia es clara y coherente con lo que Apple viene empujando.

El M5 no persigue un titular fácil en CPU; prefiere sumar donde el usuario lo percibe sin mirar benchmarks: gráficos más sólidos y experiencias creativas más fluidas. Con más memoria en el peldaño base y una GPU que empuja por encima del M4, el próximo iPad Pro dibuja un perfil muy práctico. Y cuando ese mismo silicio salte al MacBook, con ventilación a favor, el recorrido será mayor. No es una revolución, es la clase de evolución que se queda: la que reduce esperas, mantiene el ritmo y deja margen para que el software se atreva a más.

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