La memoria seguirá encareciéndose en 2026 y la DDR5 RDIMM podría duplicar su precio, con impacto en móviles, GPU y servidores

El mercado de la memoria siempre ha tenido sus subidas y bajadas, pero esta vez el guion viene bastante más torcido. Según las previsiones de Counterpoint Research, el tramo que queda por delante no va a ser precisamente tranquilo. Después de un año en el que los precios de la DRAM ya han subido alrededor de un 50 %, la consultora calcula que el impulso alcista continuará hasta finales de 2025 y los primeros meses de 2026.

Las cifras que manejan son contundentes: un 30 % adicional de subida en el cuarto trimestre de 2025 y hasta un 20 % más a comienzos de 2026. No hablamos de un pico puntual, sino de un ciclo largo en el que la demanda ligada a la inteligencia artificial y a los centros de datos va por delante de la capacidad real de fabricación. Esta vez, además, la tensión no solo afecta a lo último de lo último, sino también a la memoria que muchos daban por amortizada.

La presión empieza por la memoria “vieja”, pero no se queda ahí

Lo llamativo del momento actual es que la parte más castigada no es la DDR5 ni la HBM más reciente, sino la LPDDR4, esa memoria que aún sostiene una buena parte de los smartphones de gama baja, tablets sencillas y otros dispositivos de consumo.

Los grandes fabricantes de chips han ido desplazando poco a poco sus líneas hacia productos pensados para hardware de IA, con más margen y más demanda, y eso ha recortado el espacio para fabricar modelos anteriores. El resultado es una distorsión curiosa: hoy, la DDR4 ronda los 2,10 dólares por gigabit, mientras que la DDR5, más moderna, se mueve en torno a 1,50 dólares. Incluso HBM3e, pensada para aceleradores de IA, se queda aproximadamente en 1,70 dólares.

Tecnológicamente, no tiene demasiado sentido que la memoria más veterana sea la más cara, pero cuando se reduce el suministro, la ecuación se decide por simple escasez.

2026 traerá más producción… pero también más competencia por el mismo pastel

Sobre el papel, 2026 debería ser el año en el que el mercado empiece a respirar algo mejor. Counterpoint calcula que la producción de DRAM crecerá más de un 20 %, con Samsung, SK hynix, Micron y CXMT ampliando fábricas y afinando procesos. Sin embargo, ese extra de capacidad llega justo cuando se suma un nuevo invitado a la fiesta: NVIDIA.

La compañía quiere utilizar LPDDR en futuros sistemas de IA, lo que la coloca, en términos de consumo, al nivel de un gran fabricante de móviles. Hasta ahora, la cadena de suministro de LPDDR nunca había tenido que alimentar a dos gigantes de ese tamaño al mismo tiempo. Si ambos tiran de la misma cuerda, cualquier pequeño desajuste se amplifica.

El riesgo real: una DDR5 RDIMM que podría costar el doble en menos de dos años

Dentro de este contexto, la advertencia más directa del informe se centra en la DDR5 RDIMM, la memoria que usan estaciones de trabajo y servidores. Si el suministro sigue tan tensionado como ahora, Counterpoint ve plausible que estos módulos dupliquen su precio entre lo que queda de 2025 y finales de 2026.

Hoy, el golpe más visible lo están encajando los dispositivos que aún dependen de LPDDR4, sobre todo smartphones de entrada y parte de la gama media. Pero los analistas dan por hecho que la presión acabará llegando a terminales más avanzados, donde el coste de materiales podría incrementarse hasta un 25 % en ciertas configuraciones.

Las GPU también empiezan a temblar: fabricantes recortando memoria y ajustando catálogos

La tensión en la memoria no se queda en móviles y servidores. También está empezando a notarse en el terreno de las GPU para juegos. Distintos informes apuntan a que NVIDIA, AMD y otros actores están estudiando rebajar la producción de algunas tarjetas gráficas de gama media y alta, porque el coste de la memoria hace que ciertos modelos dejen de ser tan rentables como se esperaba.

En paralelo, fabricantes taiwaneses como ASUS valoran configuraciones con menos cantidad de memoria para mantener los precios en niveles razonables. La propia ASUS ya ha avisado de subidas en buena parte de su catálogo, y PowerColor ha deslizado que los precios de las GPU podrían seguir escalando en 2026.

Un horizonte complicado para la memoria… y para todo lo que depende de ella

El cuadro que dibuja Counterpoint deja claro que la memoria va camino de convertirse en uno de los puntos más delicados del hardware en los próximos años. La demanda de IA y centros de datos crece a un ritmo que las fábricas no terminan de seguir, los chips antiguos se encarecen por pura falta de oferta y, alrededor, se suman factores como aranceles, tensiones geopolíticas y aumento de costes laborales.

El mercado de la memoria siempre ha sido cíclico, pero la entrada de la IA lo ha cambiado de escala. Lo que antes era un problema puntual de exceso o falta de stock ahora se cruza con inversiones millonarias y planes a largo plazo. Y, por lo que apuntan los datos, el tramo más tenso de este ciclo todavía no ha terminado.

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