Al fin se pronuncia Lip-Bu Tan y confirma el respaldo del consejo de Intel junto al plan para fabricar chips avanzados en EE.UU. antes de fin de año

La semana ha sido movida para Intel y para su CEO, Lip-Bu Tan. Primero llegó la carta del senador Tom Cotton, pidiendo explicaciones al presidente de la compañía por las inversiones en China. Poco después, Donald Trump reclamó públicamente su dimisión inmediata por razones de seguridad nacional. Con ese ruido de fondo, Tan decidió no dejar el relato en manos de terceros y habló directamente con su gente.

Un correo a la plantilla (y al mundo) para fijar posición

El directivo envió un email interno (publicado también en el blog de Intel) en el que defendió su integridad personal, subrayó que no ha cometido delito alguno y recordó que siempre ha operado "con los estándares éticos y legales más altos". También dejó una idea clara: cuenta con el respaldo de la Junta Directiva para seguir al frente. Nada de mensajes ambiguos.

Tan aprovechó para recordar algo biográfico, pero con carga simbólica: lleva más de 40 años viviendo en Estados Unidos. Para él, liderar Intel "no es solo un trabajo, es un privilegio" en un momento que, puertas adentro y fuera, se percibe como crítico para el futuro de la compañía.

Intel, seguridad económica y fabricación en casa

Más allá de defenderse, el mensaje quiso poner contexto. Tan situó a Intel como pieza relevante para la seguridad nacional y económica de EE.UU. y repitió la hoja de ruta: fabricar semiconductores avanzados a gran escala en territorio estadounidense. El objetivo, recalcó, es alcanzar ese hito antes de que termine el año. No es un detalle menor: tras años de turbulencias, la compañía está en plena transformación industrial, y traer capacidad de producción puntera al país es uno de los pilares del plan.

Otra clave del correo: el canal abierto con Washington. Según Tan, Intel trabaja con la Administración Trump para asegurarse de que "tienen los hechos y los datos correctos". Es una forma elegante de decir que quiere evitar que la discusión se contamine con lecturas incompletas justo cuando la empresa intenta recuperar tracción.

El golpe del mercado… y por qué habló ahora

La polémica tuvo impacto inmediato: las acciones de Intel cayeron alrededor de un 3%, tal y como publicó Business Insider. Con el valor en rojo y la conversación pública calentándose, la intervención de Tan busca cortar la hemorragia: cerrar filas dentro de la casa y enviar al exterior la imagen de dirección firme. En su cierre, el CEO dejó otra idea en negrita: "tenemos una misión muy clara".

Lectura entre líneas

El comunicado no añade cifras nuevas ni promete milagros de un día para otro, pero sí marca el tono. Por un lado, estabilidad: respaldo del consejo, negación explícita de irregularidades y apelación a una trayectoria larga en EE. UU. Por otro, dirección estratégica: fabricación avanzada en suelo estadounidense y coordinación con el Gobierno para que el relato no se descontrole. En un sector donde cada rumor mueve miles de millones, controlar el mensaje también es una forma de gestionar la empresa.

Queda por ver cómo evoluciona el frente político y si el mercado compra la narrativa de reconstrucción. De momento, el movimiento de Tan (salir, explicar y ligar el futuro de Intel a la capacidad de fabricar chips punteros en casa) encaja con lo que piden inversores y reguladores: claridad, ejecución y menos dudas. Y, al menos por ahora, deja claro que no piensa abandonar el timón.

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