Samsung está a punto de revelar el Galaxy Z TriFold, su primer plegable de tres pantallas que promete fusionar móvil y tablet en un solo equipo

La idea de un móvil que se despliega en tres partes lleva años orbitando los laboratorios de Samsung. Ahora, por fin, parece que vamos a verlo de cerca. El movimiento llega en un año en el que la marca ha empujado su catálogo hacia formatos más ambiciosos y, si el calendario se cumple, el Galaxy Z TriFold servirá para medir si el gran público está preparado para un tercer acto en la historia de los plegables.

Diseño: dos bisagras, tres paneles y un pliegue que debe “desaparecer” en la mano

La estructura que se perfila en patentes y filtraciones habla de dos bisagras con pliegue hacia dentro y tres segmentos de pantalla que, desplegados, componen un lienzo cercano a una tableta. Es un enfoque lógico para proteger el panel y reducir el desgaste, pero obliga a una ingeniería delicada: el punto de contacto entre segmentos tiene que ser sólido y, al mismo tiempo, invisible durante el uso cotidiano.

Si la bisagra ofrece resistencia irregular o el pliegue se percibe al deslizar, la magia se rompe. Algunas imágenes de patente añaden un detalle poco común: tres baterías distribuidas, una por módulo, para repartir masa y ganar delgadez cuando está totalmente abierto.

Distribuir la energía en tres celdas parece una decisión bien encaminada para equilibrar pesos y aprovechar huecos irregulares, pero abre un reto nada menor: la orquestación de carga y descarga. Si todo eso se coordina, es razonable esperar capacidades combinadas por encima de 5.000 mAh; si no, la experiencia puede resentirse con throttling o calentones en escenarios de multiventana. Las filtraciones más prudentes, además, apuntan a que la carga se quedaría en torno a 25 W, suficiente para mimar la longevidad pero lejos de los fuegos artificiales de algunos rivales.

Pantallas y continuidad visual: del teléfono a la tablet sin sobresaltos

En diagonal, los rumores sitúan la pantalla interna cerca de las diez pulgadas y la externa sobre las seis y media, un binomio que, si se ejecuta bien, permite alternar entre usos rápidos y sesiones de productividad real. La cuestión no es solo cuántas pulgadas, sino cómo fluye la interfaz cuando abres y cierras, cómo conserva el estado de las apps entre segmentos y qué hace el sistema con el área intermedia mientras se despliega.

El cerebro que se baraja es un Snapdragon de última hornada de la familia 8 Elite/Gen 5, con configuraciones de 12 o 16 GB de RAM para sostener varias apps a la vez. Sobre el papel no es el cuello de botella. Lo decisivo estará en el lado del software: cómo se adapta One UI, cómo permite anclar ventanas en cada segmento, qué gestos se reservan para mover paneles de una “página” a otra y, sobre todo, cómo se evitan los tirones cuando cambias de dos a tres columnas.

Lanzamiento y mercados: de “edición Corea” a aspirante global

Uno de los giros interesantes de las últimas semanas es que el dispositivo podría no quedarse en un lanzamiento local. Informes recientes hablan de una disponibilidad que iría más allá de Corea y China, con presencia en Estados Unidos y Oriente Medio como mínimo. Para un producto tan peculiar, abrir el grifo de mercados tiene doble filo: exige logística, posventa y formación en tienda, pero también acelera el aprendizaje con usuarios reales, que es justo lo que necesita una categoría nueva para madurar.

Corea del Sur va a ser la sede de la cumbre APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation) a finales de octubre en la ciudad de Gyeongju, lugar donde se espera no solo que estén presente importantes autoridades de diferentes países (no en vano es la reunión internacional anual que agrupa a 21 economías del Pacífico con el objetivo de impulsar el comercio libre, la cooperación económica y la innovación tecnológica en la región), sino que, según los rumores, será el lugar elegido por Samsung para enseñar como será su próximo plegable.

El atractivo del tri-plegado será inmediato: una pantalla que se multiplica sin cargar con una tablet y un móvil por separado. La diferencia entre antojo y herramienta estará en la suma de pequeños aciertos. La rigidez del conjunto al escribir con los tres módulos extendidos, la consistencia del panel al dibujar o desplazar ventanas, la rapidez al saltar de modo teléfono a modo tablet y la estabilidad térmica tras treinta minutos de videollamada y notas a dos columnas.

Si Samsung atina en esas costuras invisibles, el TriFold puede inaugurar una etapa en la que la productividad móvil deja de ser un parche y se vuelve hábito. Si tropieza, la tercera bisagra será un recordatorio de lo difícil que es convertir prototipos espectaculares en productos que usas cada día.

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