ASRock apuesta por la solidez térmica y estética uniforme con su nueva B850 Challenger compatible con WiFi 7 y PCIe Gen 5

No todo el mundo busca una placa base de gama ultraalta ni sueña con récords de overclock. Hay quien quiere montarse un buen equipo, con componentes modernos, que rinda bien y que, además, encaje visualmente en su setup.

En esa línea, ASRock acaba de presentar sus nuevas B850 Challenger WiFi y B850 Challenger WiFi White, una pareja de placas base pensadas para usuarios que quieren jugar, trabajar o simplemente tener un PC que responda a la primera, sin complicaciones.

Un diseño que entra por los ojos, pero que también rinde

Las dos placas apuestan por una estética limpia y cuidada. La versión blanca, en concreto, tiene ese punto sobrio y elegante que encaja a la perfección en montajes más minimalistas. Pero aquí no estamos solo ante un diseño bonito: también hay músculo.

ASRock ha montado en estas Challenger una VRM de 12+2+1 fases, que garantiza un suministro de energía estable al procesador, incluso cuando se le exige al máximo. Y para que todo se mantenga en sus temperaturas ideales, cuenta con disipadores más grandes que los habituales en esta gama, algo que se agradece, sobre todo si tienes pensado meterle caña al equipo durante horas.

Preparadas para lo último en almacenamiento y conectividad

Otro de los puntos fuertes está en el soporte para almacenamiento ultrarrápido. Las nuevas Challenger vienen con una ranura PCIe Gen 5 x4 M.2, equipada con disipadores en ambos lados. ¿Qué significa esto en la práctica? Que puedes montar un SSD de última generación y exprimirlo sin miedo a que se caliente o baje el rendimiento.

En el apartado de conectividad, no se quedan atrás. Incluyen WiFi 7 (802.11be), lo que te asegura velocidad de sobra incluso si no puedes conectarte por cable. Y si prefieres una conexión cableada, tampoco te vas a quedar corto: la conexión Ethernet te da ese extra de estabilidad para juegos online o tareas más exigentes.

Por si fuera poco, ASRock ha incluido puertos específicos de baja latencia para ratones gaming. Puede parecer un detalle menor, pero si juegas a shooters o títulos competitivos, cada milisegundo cuenta, y se nota.

Pequeños detalles que marcan la diferencia

Más allá de las especificaciones técnicas, lo que llama la atención es el mimo con el que ASRock ha pensado esta serie. El diseño es uniforme, desde los conectores hasta el embalaje. No hay estridencias, todo encaja. Incluso han escondido mensajes en código hexadecimal en la propia placa, un guiño curioso para los que disfrutan mirando cada rincón de su hardware.

Estas Challenger no están diseñadas para romper récords ni para ser la joya de la corona de un PC de 4.000 euros. Pero ahí está precisamente su valor: son placas equilibradas, fiables y pensadas para durar. Y si además te importa cómo luce tu equipo, aquí tienes una opción que cumple en todos los frentes.

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