NVIDIA diseña el B30A, una versión recortada del Blackwell Ultra para mantener su negocio en China bajo las restricciones de EE.UU.
por Manuel NaranjoLa estrategia de NVIDIA con el mercado chino lleva meses siendo un rompecabezas en constante ajuste. Las restricciones de exportación impuestas por Estados Unidos han obligado a la compañía a reformular sus productos para no perder un terreno que, por volumen, resulta imposible de ignorar. Primero fue el H20, que consiguió la licencia necesaria para cruzar fronteras, y ahora aparece un nuevo actor en escena: el B30A.
Este chip, según ha adelantado Reuters, es una versión recortada de la Blackwell Ultra B300, uno de los aceleradores estrella de la firma. La clave está en que el B30A utiliza un solo chip en lugar del diseño de doble chip del modelo original. Con ello, NVIDIA consigue reducir el rendimiento a la mitad y, de paso, encajar dentro de las limitaciones impuestas por el gobierno estadounidense en lo que respecta a potencia de cálculo y transferencia tecnológica hacia China.
Qué cambia respecto al B300 original
El punto de partida es la Blackwell B300 Ultra, un auténtico monstruo de cómputo capaz de desplegar hasta 15 teraflops en FP4, 7,5 en FP6/FP8, 3,75 en FP16/BF16 y cerca de 1,88 teraflops con precisión TF32. En el caso del nuevo B30A, esas cifras caen exactamente a la mitad, ya que solo integra uno de los dos chips que lleva la B300 original.
La reducción es significativa sobre el papel, pero no significa que el acelerador se quede corto. De hecho, lo que NVIDIA está ofreciendo con el B30A sigue siendo más que suficiente para plantar cara a cualquier diseño propio que pueda surgir en el ecosistema chino. La gran baza sigue siendo la misma: su pila de software y las herramientas de desarrollo, muy por delante de lo que ofrece la competencia local.
Lo que no pierde el B30A
Aunque se haya recortado potencia, NVIDIA no ha renunciado a funciones clave. El B30A mantiene compatibilidad con memoria HBM y con NVLink, tecnologías que resultan decisivas tanto en la fase de entrenamiento de modelos como en la inferencia. Es decir, con respecto a arquitectura y conectividad, este chip sigue jugando en la misma liga que los productos más ambiciosos de la compañía.
La jugada es clara: ofrecer a los laboratorios de IA en China un producto que, aunque limitado por regulación, les permita seguir trabajando con hardware competitivo sin tener que dar el salto a desarrollos alternativos.
Un permiso con mucho peso político

La otra pieza de este puzzle es la licencia de exportación que Estados Unidos ha concedido a NVIDIA. Sin ese visto bueno, el B30A no tendría recorrido en el mercado chino. La luz verde muestra hasta qué punto Washington busca un equilibrio: contener el avance tecnológico chino sin asfixiar del todo a empresas norteamericanas que dependen de ese mercado.
NVIDIA, por su parte, no puede desaprovechar la oportunidad. China es uno de los grandes motores de la demanda en inteligencia artificial y dejar espacio libre sería prácticamente regalar mercado a rivales locales. El B30A, por tanto, funciona como una especie de “puente” entre las limitaciones políticas y las necesidades tecnológicas de los clientes.
Un futuro todavía en el aire
El movimiento deja claro que NVIDIA no quiere soltar la mano de China, pero también refleja la complejidad de operar en un escenario cada vez más vigilado. Habrá que ver cómo responde la industria china y si el recorte de rendimiento del B30A es suficiente para cumplir con las exigencias de sus laboratorios más ambiciosos.
Lo cierto es que, con este lanzamiento, NVIDIA mantiene su presencia en un mercado clave sin romper las reglas del juego. Y, de paso, deja claro que, incluso con las limitaciones encima de la mesa, todavía tiene margen para maniobrar y seguir siendo un actor principal en la carrera por la inteligencia artificial.
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