Xiaomi pone en el punto de mira a Samsung y Apple con anuncios que ya han provocado avisos legales
por Manuel NaranjoLas guerras publicitarias en tecnología tienen un guión conocido: comparativas agresivas, promesas de “futuro” y golpes medidos a la competencia. Lo que no es tan habitual es que ese juego cruce la línea y active avisos legales. Eso es justo lo que sobrevuela a Xiaomi, después de que Samsung y Apple hayan reaccionado a sus últimas campañas calificándolas de “despectivas”.
Campañas directas en un mercado clave
La secuencia importa. Xiaomi ha invertido en anuncios de prensa a página completa y en una batería de creatividades para redes sociales, comparando sus móviles y televisores con los de Samsung y Apple. El mensaje central es claro: “mejor preparados para el futuro” y “más por menos”. El ejemplo más llamativo es el choque directo con iPhone 16 Pro Max, al que cuestiona cómo “realmente el mejor” frente al Xiaomi 15 Ultra, subrayando precio y especificaciones. No hablamos de alusiones veladas: son comparativas explícitas, el territorio donde el error de tono se paga caro.
Que haya ocurrido en India no es casual. Es un mercado gigantesco, con crecimientos que marcan el pulso global. Samsung juega con ventaja en gama baja y media y mantiene una presencia notable en televisores, sectores donde la sensibilidad al precio y a la marca es decisiva.
Apple, por su parte, ha convertido India en un eje de expansión y prestigio. En ese tablero, una campaña que reste valor percibido a los líderes no es un anuncio más: es una amenaza directa a su narrativa y a sus márgenes.

Comparar no es denigrar
Xiaomi conoce el terreno: su eje competitivo es la relación calidad-precio y un discurso de innovación rápida. La comparativa le sirve para trasladar la conversación hacia su cancha (especificaciones, precio, “futuro”) y alejarla de la fidelidad de marca o el ecosistema, donde Apple y Samsung suelen ganar.
El riesgo es confundir “comparativa” con “denigración”. En publicidad, el límite está en si se compara de forma verificable y justa o si se sugiere inferioridad de manera imprecisa o peyorativa. Es ahí donde entran los avisos legales: obligan a frenar, matizar o retirar creatividades, incluso a publicar rectificaciones, y elevan el coste reputacional de la campaña.
Samsung también juega, pero con más cálculo
La ironía es que Samsung también ha usado el humor comparativo, por ejemplo, al remarcar ausencias del iPhone frente a funciones del Galaxy Z Fold. Pero lo hace con una coreografía calibrada: insinúa, exagera con guiños, evita afirmaciones que un regulador o un juez puedan desmontar con una tabla. Xiaomi, en cambio, ha tensado el argumento “mejor preparado para el futuro”, un terreno resbaladizo si no se respalda con criterios objetivos (años de actualizaciones, estándares soportados, garantías) y si se presenta como verdad universal.
Lo que está en juego
¿Qué puede pasar ahora? Más allá del ruido, hay tres efectos probables. Primero, desgaste operativo: revisar piezas, negociar con agencias y plataformas, ajustar claims y disclaimers. Segundo, control del relato: Samsung y Apple reafirman que no toleran mensajes que erosionen su posicionamiento en un mercado clave. Tercero, lección de límites: la publicidad comparativa es legítima cuando se apoya en datos verificables y un tono proporcional; lo “despectivo” no vende a largo plazo porque abre un frente en que la marca rival siempre está dispuesta a litigar.
Fin del Artículo. ¡Cuéntanos algo en los Comentarios!




