ViewSonic renueva su catálogo de 2025 con pantallas que combinan color profesional, Thunderbolt 4 y formato ultraportátil

ViewSonic ha llevado al Pepcom Holiday Spectacular! una colección que no busca el “más por más”, sino el “lo justo, bien resuelto”. No es un detalle menor en un mercado saturado de especificaciones. La compañía ha tejido un relato coherente: monitores de estudio con color fiable y un único cable que ordena el escritorio; portátiles de verdad (no “pantallitas de hotel”) para mover tareas serias; y dos proyectores que entienden el salón como espacio de trabajo y de ocio. Hay estrategia: precios contenidos para empujar adopción, conectividad simplificada y un guiño claro a creativos, teletrabajadores y gamers que no quieren hipotecar el sueldo.

Color de estudio sin rituales de calibración

El VP3276T-4K y el VP2788-5K son, en esencia, una promesa de tiempo ahorrado. Pantone Validated, coberturas amplias (100% sRGB y 98–99% DCI-P3 según modelo) y HDR400. Este último sello no es cine en casa: HDR400 es un “mínimo” que mejora picos y detalle, pero no compite con un HDR1000. El punto fuerte real está en la estabilidad de color y en la conectividad.

Thunderbolt 4 con entrega de 100 W convierte el monitor en un hub que alimenta el portátil u otros periféricos y deja el escritorio limpio. Si trabajas con un MacBook o un ultrabook Windows, un solo cable para todo es media productividad ganada. El 5K de 27 pulgadas tiene otra lectura práctica: densidad de píxel que permite ver timeline, scopes y texto nítido a la vez. Ambos se quedan en 60 Hz; asumido: están pensados para editar, componer y maquetar, no para competir en eSports.

Portabilidad que no es un adjetivo

El VG1656N sorprende por lo que no obliga a llevar: cargadores, dongles y cables extra. Es WUXGA de 16 pulgadas, con batería de 4.000 mAh y enlace inalámbrico con el adaptador USB-C incluido. Para un periodista o un creador que encadena trenes, cafeterías y salas de prensa, esto cambia el día. La detección de orientación automática funciona con la app de ViewSonic; no es magia, pero evita estar buceando en menús.

En el otro extremo está el VX1655-4K-OLED: 15,6 pulgadas, 4K y 100% DCI-P3. Aquí el titular no es la resolución, sino el OLED: negros que limpian el ruido visual y color que “enciende” las miniaturas en DaVinci o Lightroom. No tiene batería, pero con dos USB-C y mini-HDMI vive pegado al portátil sin drama. Entre ambos se cuela el VX1654, que baja a Full HD para poder subir a 144 Hz con FreeSync: perfecto para quien alterna hojas de cálculo con partidas a 1080p sin renunciar a la fluidez.

El giro gamer que baja la barrera de entrada

El XG2736-2K entra con una combinación sensata: 27 pulgadas, 2.560×1.440, 240 Hz y 0,5 ms MPRT. Ojo aquí: MPRT no es lo mismo que GtG, pero bien implementado reduce el desenfoque percibido. Con HDMI 2.1, DisplayPort-In y USB-C a 65 W, encaja tanto en un PC de gama media como en una consola actual.

Proyectores con vocación de salón… y de fiesta

El M1X con AtmosKIT Autoplay GO no pretende competir en lúmenes, y lo reconoce. Con 150 ANSI y resolución WVGA, su territorio es el ambiente: decorar una pared con contenido navideño, improvisar un karaoke, montar un videoloop en una cena. Es ligero, el soporte 3-en-1 es práctico y la conectividad resuelve.

El LX60HD sí juega otra liga: 1080p, 630 ANSI y Google TV integrado con WiFi y Bluetooth. No es un cañón para salas luminosas, pero en un salón controlado levanta una pantalla grande con poca fricción: enfoque automático, corrección trapezoidal y lo justo para que cualquiera lo ponga a funcionar sin tutoriales.

Conectividad y más horas de uso

El hilo conductor de toda la gama es la reducción de cables. Thunderbolt 4 a 40 Gbps con 100 W en los ColorPro convierte el monitor en muelle y no en ancla. En portátiles, el doble USB-C bidireccional a 60 W y el mini-HDMI cubren el 90 % de los escenarios reales. En gaming, HDMI 2.1 evita cuellos de botella con consolas nuevas. Y en proyección, Google TV ahorra enchufar un stick adicional. La idea es clara: si conectas más rápido, usas más la pantalla. Esa sencillez aumenta el “tiempo en servicio” y, con él, la sensación de haber hecho una compra que compensa.

Quién debería mirar cada pieza (sin listas, con situaciones)

Si trabajas con fotografía o diseño editorial y alternas Mac y Windows, un ColorPro con TB4 te simplifica el día: llegas, conectas, cargas el portátil y sigues. Si editas vídeo y necesitas espacio para paneles sin sacrificar nitidez, el 5K de 27 pulgadas es ese punto dulce entre tamaño contenido y detalle. Si te mueves, el VG1656N evita montar una red de cables en cada mesa y el OLED 4K portátil te da revisión de color y visionado con “efecto wow” ante un cliente. Si el ocio competitivo te tira, el 2K a 240 Hz es más racional que perseguir 4K a toda costa. Y si lo tuyo es convertir el salón en cine sin obras, el LX60HD encaja mejor de lo que su cifra de lúmenes sugiere si apagas luces y bajas persianas.

Lo interesante de esta colección es que no se limita a enseñar músculo técnico; interpreta cómo trabajamos y cómo descansamos. En un mismo anuncio conviven el rigor cromático para entregar piezas a imprenta, la movilidad real para presentar una propuesta fuera de la oficina, la fluidez para desconectar con un shooter y el gesto lúdico de un proyector que anima una cena. ViewSonic no ha venido a ganar por catálogo infinito, sino a intuir cómo es un escritorio ordenado, un maletín ligero y un salón que no exige ingeniería. Y eso, en un final de año donde sobran especificaciones y faltan productos que simplifiquen la vida, pesa más que cualquier cifra espectacular.

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