NVIDIA suspende el H20 en el mercado chino por presiones regulatorias y apuesta por el chip B30A basado en Blackwell Ultra

El negocio de los aceleradores para inteligencia artificial en China vuelve a moverse. NVIDIA ha decidido paralizar la fabricación de su GPU H20, basada en la arquitectura Hopper, y reorganizar su estrategia en la región. El chip, que estaba destinado a cumplir con las restricciones de exportación de Estados Unidos, no ha terminado de encajar en el mercado chino y ahora la compañía prefiere centrar esfuerzos en la próxima generación.

Blackwell como nuevo pilar

El relevo llega con la B30A, un modelo derivado de la B300 Blackwell Ultra pero adaptado a los límites regulatorios. El cambio principal está en el encapsulado de matriz única, frente a la doble matriz de la B300 original. Esto se traduce en un rendimiento aproximadamente un 50 % inferior, un ajuste calculado para cumplir con la normativa sin perder la ventaja de contar con todo el ecosistema de software de NVIDIA.

Según explica The Information, la compañía ha dado orden a socios como Samsung Electronics y Amkor Technology para detener la producción de componentes del H20 y priorizar la transición hacia la nueva familia Blackwell.

Un chip cuestionado desde el inicio

El H20 nunca tuvo un camino fácil en China. Varias autoridades recomendaron a las grandes empresas locales que no lo usaran por preocupaciones de seguridad nacional. Entre las sospechas estaba la posibilidad de que incorporara puertas traseras que comprometieran la integridad de los datos.

El CEO de NVIDIA, Jensen Huang, negó esas acusaciones de forma tajante, asegurando que sus productos no incluyen accesos ocultos. Sin embargo, las advertencias de Pekín bastaron para frenar el entusiasmo inicial y limitar la adopción del H20 en grandes despliegues.

Entre NVIDIA y Huawei

Con la llegada de la B30A, la incógnita es si gigantes como ByteDance, Alibaba o Tencent la incorporarán a sus centros de datos o si preferirán seguir reforzando su apuesta por Huawei Ascend, la alternativa local.

En la práctica, ambas opciones podrían convivir. Los chips de NVIDIA destacan por su pila de software consolidada (CUDA y librerías optimizadas para IA), un estándar de facto en la industria. Huawei, por su parte, ofrece un menor coste y la tranquilidad de depender de una tecnología nacional, algo que pesa en un entorno de tensiones geopolíticas.

Qué cambia con la B30A

Aunque recorta potencia respecto a la B300, la B30A mantiene lo esencial: compatibilidad con el ecosistema de NVIDIA, lo que facilita la migración desde Hopper. Para los equipos de ingeniería esto es clave, porque permite seguir trabajando con las mismas herramientas y evita costes adicionales de adaptación. En un momento en el que cada laboratorio busca acelerar plazos, esa continuidad puede marcar la diferencia.

Lo que queda claro es que la demanda de cómputo en China no se detendrá. Los laboratorios de IA siguen necesitando cada vatio de potencia disponible y cualquier chip que llegue será bien recibido. La retirada del H20 abre un hueco que la B30A intentará cubrir, aunque la presión política y económica a favor de Huawei seguirá creciendo.

La batalla no se decidirá únicamente en teraflops, sino en tres factores igual de importantes: software, disponibilidad y confianza. NVIDIA juega sus cartas con Blackwell; Huawei, con precios y soberanía tecnológica. Y mientras tanto, los centros de datos chinos intentan asegurarse de que no falte lo esencial: potencia de cálculo para la próxima generación de inteligencia artificial.

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