Cuando se lanzó Windows 11, Microsoft impuso unos requisitos de CPU increíblemente altos, lo que significaba que cualquier PC fabricado antes de 2017 –o mejor dicho, con un procesador anterior a 2017— no era elegible para la actualización de Windows 10 a Windows 11. El punto de corte de Microsoft era cualquier cosa anterior a Intel 8th-Gen y AMD Ryzen Serie 2000.
Sin embargo, según podemos leer en Windows Central, parece que Microsoft está comenzando a aumentar esos requisitos una vez más, ya que la compañía ha eliminado silenciosamente 44 procesadores de octava generación de la línea de chips Xeon de Intel, todos los cuales anteriormente eran oficialmente compatibles con Windows 11.
Esto choca completamente con lo que querrían los usuarios de Windows, que les gustaría poder ver como Microsoft trabaja en dirección a los usuarios para que los equipos que cuentan con procesadores sobradamente potentes sigan pudiendo actualizar a las ultimas versiones de Windows, en vez de tener que depender de chips modernos con menor rendimiento.
Es poco probable que este cambio afecte a usuarios domésticos, ya que los chips eliminados de la lista de procesadores soportados pertenecen a la gama Intel Xeon, no orientada a usuarios domésticos sino a empresas y estaciones de trabajo, pero no deja de ser una acción poco loable por parte de Microsoft.
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